Se define por la dificultad para iniciar y/o mantener el sueño. Como consecuencia de la falta de sueño, aparecen dificultades para desarrollar las actividades habituales durante el día.
Ocurre a cualquier edad, a veces relacionado con eventos vitales estresantes. Su prevalencia es mayor en mujeres, sobre todo a partir de la menopausia, debido a los cambios hormonales que suceden en dicha etapa.
Existen diversos tratamientos eficaces para su manejo, siendo el más eficaz la
terapia cognitivo-conductual, realizada por el psicólogo especialista de nuestra Unidad.
- Síndrome de apneas-hipopneas obstructivas del sueño (SAHOS)
Se manifiesta por la presencia de
ronquido, y obstrucciones de la vía aérea durante el sueño. En consecuencia, el sueño no es reparador, por lo que los pacientes presentan somnolencia diurna. El SAOS aumenta el riesgo de presentar en el futuro eventos cardiovasculares agudos (infarto de miocardio e ictus), de ahí la importancia de su detección y tratamiento precoces.
Es más frecuente en pacientes obesos, y en aquellos con problemas de la vía aérea superior, que disminuyen el calibre de la misma (ej. desviación del tabique nasal, hipertrofia de cornetes, hipertrofia amigdalar).
Consiste en la presencia de sensaciones desagradables en las piernas, que aparecen en reposo, y empeoran por la tarde-noche. Se asocian a una necesidad irresistible de mover las piernas, y mejoría de dichas molestias al moverlas. Afecta al 12-15% de la población y, con frecuencia, tiene un componente familiar.
Dado su predominio nocturno y con el reposo, causa dificultades para conciliar y mantener el sueño.
Se caracteriza por la presencia de
ataques irresistibles de sueño durante el día, un sueño nocturno muy perturbado, con presencia de
alucinaciones al despertar o adormecerse, y episodios de
parálisis del sueño en los despertares. Puede asociar episodios de
cataplejia, que consisten en la pérdida del tono muscular desencadenada por emociones positivas o negativas.
Es una enfermedad poco frecuente, de origen multifactorial, con factores genéticos y autoinmunes implicados, que provocan la pérdida de las neuronas secretoras de hipocretina.
Son trastornos de la transición entre la vigilia y el sueño, que ocasionan sensaciones y/o conductas anómalas durante el sueño.
Algunas son más frecuentes en la infancia, como los
terrores nocturnos y el
sonambulismo. En la edad adulta predominan la
somniloquia, el
síndrome del estallido cefálico, o las
pesadillas. A partir de los 50 años puede aparecer el
trastorno de conducta del rueño REM (
rapid eye movement; movimientos oculares rápidos).
- Trastornos del ritmo circadiano
El núcleo supraquiasmático es la estructura cerebral responsable de nuestro ritmo de sueño, funcionando como un “reloj interno”. Cuando aparecen dificultades para alinear nuestro ritmo intrínseco de sueño, al ritmo circadiano de luz y oscuridad, aparecen los
trastornos del ritmo circadiano.
En el
síndrome por adelanto de fase el sueño aparece muy pronto, y termina muy temprano, como ocurre en las personas madrugadoras, o “alondras”. Por el contrario, en el
síndrome por retraso de fase, el sueño aparece muy tarde, como en esas personas trasnochadoras, o “búhos”.
El
Jet Lag (síndrome de cambio rápido de zona horaria o trastornos de desfase horario), aparece cuando viajamos, y debemos adaptar nuestro reloj interno a una nueva zona horaria.