Insomnio
Como en los adultos, se define por la dificultad para iniciar el sueño, despertares frecuentes o prolongados y/o agitación nocturna con sacudidas bruscas en las piernas y quejidos.
En la infancia es frecuente el insomnio conductual, que se manifiesta con asociaciones inapropiadas. El niño necesita mecimiento, biberón, presencia de los padres para iniciar el sueño o para volver a dormirse si se despierta. Hay ausencia de límites establecidos. El niño muestra resistencia a irse a la cama y, frecuentemente, lo hace con protestas. Este tipo de insomnio mejora significativamente con un tratamiento conductual, adaptado a nuestro medio y a la estructura familiar. En otros casos existe relación con anemia, intolerancias alimentarias (incluida la enfermedad celíaca) o ánimo depresivo, precisando un tratamiento específico.
Síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS)
También se manifiesta por la presencia de ronquido, y obstrucciones de la vía aérea durante el sueño. En consecuencia, el sueño no es reparador, por lo que los pacientes presentan hiperactividad y déficit de atención, a diferencia de los adultos, en los que se manifiesta como una somnolencia diurna.
La causa más frecuente en niños es la hipertrofia adeno-amigdalar (80%), resolviéndose en la mayoría de los casos con un tratamiento quirúrgico. En el resto de los pacientes suele existir una malformación de macizo facial. La asociación SAHS y sobrepeso-obesidad es cada vez más frecuente, con similares características que en los pacientes adultos.
Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
El SMSL se caracteriza por el fallecimiento súbito de un bebé menor de un año de edad, aparentemente saludable. Este trastorno se ha relacionado con diferentes factores tales como acostar al niño boca abajo, exposición del bebé al humo del tabaco, prematuridad, y constitucionales, como la inmadurez fisiológica inmadurez fisiológica, probables eventos respiratorios durante el sueño o una disfunción de ciertas estructuras cerebrales, también con manifestaciones que aparecen durante el sueño.
Síndrome de piernas inquietas
Menos frecuente que en adultos y con sus mismos síntomas (necesidad urgente de mover las piernas, en muchos casos acompañada de sensación desagradable o dolor en las piernas, que aparece en reposo, empeora por la tarde-noche y mejora al moverlas). En niños y adolescentes a menudo existen antecedentes familiares y se asocian, con frecuencia, al trastorno por déficit de atención e hiperactividad y a déficit de hierro, con un tratamiento que mejora significativamente los síntomas.
Narcolepsia
Trastorno caracterizado por una somnolencia diurna excesiva diferente a los adultos (en niños, las siestas pueden ser prolongadas, no reparadoras y no irreprimibles), con debilidad que, a diferencia de los adultos, aparece con mayor frecuencia en músculos faciales, no siempre provocada por las emociones. Igualmente, el sueño nocturno está muy fragmentado, con alucinaciones al despertar o adormecerse y episodios de parálisis del sueño.
La narcolepsia es una enfermedad rara, con mayor frecuencia en la adolescencia, relacionada con la autoinmunidad frente a un grupo específico de neuronas que sintetizan un péptido denominado hipocretina. El tratamiento sintomático de la narcolepsia permite realizar las actividades habituales, con supervisión y mejora significativa de la calidad de vida.
Parasomnia
Estos eventos indeseables durante el sueño aparecen como consecuencia de una disociación de fases de sueño. En niños, las más frecuentes son los trastornos de la transición entre la vigilia y el sueño (terrores nocturnos, sonambulismo), a menudo relacionadas con factores genéticos y con una menor prevalencia en la adolescencia y edad adulta. En muy pocos casos es necesario instaurar un tratamiento farmacológico, resolviéndose fácilmente en la mayoría de los casos.
Trastorno del ritmo circadiano
En los adolescentes, a menudo, su “reloj biológico” (núcleo supraquiasmático cerebral) se encuentra retrasado respecto al ciclo natural noche-día. Como consecuencia de este fenómeno, se produce un trastorno denominado “síndrome de retraso de la fase del sueño”, caracterizado por un retraso de la conciliación de sueño, que provoca un sueño escaso en el periodo escolar, cuando debe despertar pronto. Esto se traduce en fatiga y somnolencia diurna apatía, desmotivación, irritabilidad, oposicionismo y, en última instancia, depresión y fracaso escolar. El tratamiento de este trastorno es sencillo, consiguiendo la resolución de los síntomas.