El pasado 30 de agosto falleció a los 82 años, el neurólogo Oliver Sacks. Conocido internacionalmente y fuera del ámbito médico a través de sus libros que acercaban la neurología gracias a su facultad para transmitir y explicar con un lenguaje cercano y asequible tanto a especialistas como a todo tipo de lectores. Su obra más conocida “Despertares” inspiró la película del mismo nombre, protagonizada por Robert De Niro y Robin Williams.
Conocedor de la enfermedad que padecía, un cáncer terminal, se despidió con una titulado “My own life” (Mi propia vida):
“No puedo fingir que no tenga miedo. Pero mi sentimiento predominante es la gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he puesto algo de mi parte; he leído y viajado y pensado y escrito”.
Nueve años antes había sido diagnosticado de un melanoma ocular que fue tratado por radiación, como consecuencia de esa radiación perdió la vista del ojo izquierdo. En su carta describió lo agradecido que se sentía, por los nueve años posteriores en los que gozó de salud y pudo continuar con su labor divulgativa, y su decisión de aprovechar los meses de vida que le quedaban.
Dedicó su vida a la divulgación científica, reconocido entre todo tipo de público sus obras influyeron en muchos neurólogos antes y después de decidir su especialidad.
Hace unos meses y a propósito de la despedida de Sacks, el Dr. Oriol Franch, escribió un artículo en su blog personal: .
Otro miembro de nuestro equipo, la Dra Mónica Kurtis, Directora del Programa de Trastornos del Movimiento comentó para El Mundo su experiencia personal: según comentaba la doctora, conoció su obra durante su época de estudiante y pudo conocerle personalmente durante su estancia en Estados Unidos : “Me impactó mucho. De hecho, yo me he especializado en trastornos del movimiento, que es uno de los temas que más ha tocado en sus libros” Además de su capacidad divulgadora ella destacaba “la importancia que concedía a la escucha del paciente” y que es “algo de lo que tenemos que aprender. Los enfermos tienen historias fascinantes que si uno no se para lo suficiente nunca conocerá. Y es algo que es fundamental para entender qué les pasa, cuáles son sus necesidades y cuál es la mejor manera de atenderles”.
“Cuando las personas mueren, no pueden ser reemplazadas. Dejan un agujero que no se puede llenar por cuanto es el destino -genético y humano- de cada ser humano el ser único, encontrar su propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte”. Oliver Sacks