El ictus es la primera causa de mortalidad en la mujer, la segunda de forma global y la primera causa de discapacidad física en los adultos.  Esta enfermedad es más frecuente a partir de los 55 años y su riesgo aumenta con la edad y la presencia de factores de riesgo como la hipertensión arterial, las arritmias cardiacas u otras enfermedades del corazón, la diabetes mellitus, la dislipemia, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, entre otros.

Actualmente existen tratamientos capaces de reducir las secuelas secundarias a un ictus, cuya eficacia depende de la rapidez con la que la persona acuda a un hospital y sea atenido por un neurólogo. Se estima que casi un tercio de los pacientes con un infarto cerebral podría salvar su vida o librarse de una grave discapacidad si fuera atendido rápidamente en las unidades específicas de esta enfermedad neurológica.

Dado que el ictus es una urgencia médica es importante que el paciente y las personas de su entorno reconozcan  los:  “síntomas de alarma” que nos indican que una persona está teniendo un ictus.

Ictus hemorrágico

Ictus hemorrágico

Estos síntomas son:
  1. Pérdida de fuerza de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, de inicio brusco.
  2. Alteración de la sensibilidad, sensación de «acorchamiento u hormigueo » de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, de inicio brusco.
  3. Pérdida súbita de visión, parcial o total, en uno o ambos ojos.
  4. Alteración repentina del habla o dificultad para expresarse.
  5. Dolor de cabeza de inicio súbito, de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
  6. Sensación de vértigo intenso, inestabilidad, desequilibrio o caídas  bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.

    Ictus isquémico

    Ictus isquémico

 

En ocasiones, se resta importancia a estos síntomas cuando ceden de forma espontánea en horas o minutos (accidente isquémico transitorio o AIT). Sin embargo el AIT, es un “aviso” de un riesgo elevado de padecer un ictus en los días siguientes (el 10% de los paciente con un AIT sufren un ictus durante las siguientes 4 semanas).

RECOMENDACIONES:

Ante la presencia de los síntomas de alarma se debe llamar a los servicios de emergencias para ser trasladado lo antes posible a un hospital donde la persona pueda recibir atención neurológica urgente.